Las personas que nos dedicamos al ámbito de la psicología o de las ciencias sociales, sabemos del poder que encierra observar el comportamiento de una persona o grupo de personas.
Hay multitud de experimentos donde se demuestra que el mero hecho de que un individuo se sienta observado hace que cambie la conducta que de él se espera (Efecto Hawthorne). Todavía está más claro el poder mismo de la observación en el aprendizaje humano (aprendizaje social, vicario o por observación de Bandura). Sin embargo en el ámbito de las ciencias experimentales este efecto parecía que disminuía o incluso que era insignificante en la mayoría de los casos.
Mis conocimientos sobre física son mínimos, con lo que no puedo valorar en profundidad muchas de las consecuencias del experimento de la segunda ranura que se muestra en el siguiente vídeo, pero lo que sí parece es que pone patas arriba la percepción de lo que es la realidad, no ya de disciplinas como la psicología, la sociología o la antropología, sino de la más antigua de las ciencias experimentales como es el caso de la física. La física cuántica parece que pone el dedo en la llaga sobre lo que entendemos por realidad, sobre la seguridad de lo que hablamos cuando hablamos de materia, de lo seguro, de lo objetivo.
La realidad cuando es observada cambia.