El análisis detrás de las pantallas, ¿también en educación?

Big-Data_2 Según wikipedia se ha estimado que a finales del año 2010 se alcanzó la cifra de 1,2 ZB de datos almacenados (un ZettaByte equivale a 1021 bytes). En el blog Think Big de Telefónica se habla de que en el año 2020 se llegará a la cifra de 35 ZB almacenados en la nube.

Esta cantidad ingente de información es para muchos el oro negro invisible de la sociedad digital. Cada día están más presentes los Big Data como sistemas emergentes que permiten la manipulación de estas grandes cantidades de datos. De hecho, todos empezamos a estar un poco moscas, ya que desde hace algún tiempo empiezan a aparecer noticias inquientantes sobre la venta de datos que realizan empresas como google o facebook sobre nuestra actividad en internet. No sabemos hasta que punto estamos vendiendo nuestra «alma digital», sin ser conscientes y sin que creamos haber dado permiso para tanto cuando accedimos a estos servicios de la Web.

Sin embargo, el análisis web no tiene porque tener sólo una deriva mercantilista y puede servir para comprender mejor este mundo mixto que nos ha tocado vivir. Para algunos autores la sociología o la psicología social serán disciplinas en las que en gran medida sus estudios estarán basados en los datos almacenados en el red.

El pasado 23 de mayo se celebró el Learnovation day (espacio de la Fundación Telefónica) en el que especialistas como Dolors Reig, Salvador Ros, Tomás Martínez y Erik Duval, debatieron en qué medida la analítica web (Analítica del Aprendizaje)  puede contribuir a la mejora de nuestro conocimiento personal y de la formación.

Quiero subrayar en contreto la siguiente definición que aportó Erik Duval,  “La analítica de aprendizaje trata acerca de recoger huellas que los estudiantes van dejando y utilizar esas huellas para mejorar el aprendizaje. A medida que el aprendizaje avanza por las redes recogemos más huellas”.

Me parece muy interesante esta definición y creo que abre un mundo de posibilidades para que los docentes reflexionemos sobre la mejora de nuestra práctica pedagógica. Algo parecido había escuchado a Diego Leal Fonseca, pero, en este caso, se quejaba de las trabas impuestas por los centros educativos y los administradores de las plataformas, para que los docentes puedan acceder a los datos de sus propios cursos virtuales, en base a no se sabe muy bien que problemas técnicos o derechos.

Es necesario, sin duda, profundizar en las garantías que como ciudadanos tengamos de la utilización de nuestros datos, pero es curioso que seamos precisamente los docentes con afán investigador e innovador, los que sufrimos, en muchas ocasiones, las barreras que en nada impiden que otros trafiquen con ellos.

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