Si queremos explicar la fuerte expansión que la formación a través de internet y e-learning está teniendo en los últimos años, hay que valorar las nuevas relaciones que las nuevas tecnologías propician del individuo con el tiempo y con el espacio. La aldea global y el “aula sin muros” vislumbrados por McLuhan, están modificando los tiempos tradicionales en el ciclo vital de las personas dedicados al aprendizaje, al trabajo y al ocio, sufriendo un proceso de transformación radical asociado a la desterritorialización de estas actividades. La formación a través de internet permite superar las barreras de la educación tradicional de índole geográfico (no es necesario desplazarse a ningún lugar), o de tiempo (hace posible compaginar el estudio con las obligaciones laborales y familiares escogiendo el alumnado su propio horario), o de demanda (se puede seguir un mismo programa formativo con personas distantes que comparten intereses formativos y afinidades laborales). En definitiva, se ofrece a la ciudadanía más oportunidades de formación.
Las sociedades post-industriales se encaminan hacia un escenario en el que la información y el conocimiento son indicadores de primera índole para asegurar el desarrollo de los pueblos y los/as ciudadanos/as. Y a ello están contribuyendo claramente las nuevas tecnologías de la información y la comunicación. En el informe de la Comisión creada por la UNESCO, y liderada por Jaques Delors, titulado “La educación encierra un tesoro” se afirma con claridad lo siguiente: "la Comisión desea poner claramente de relieve que esas nuevas tecnologías están generando ante nuestros ojos una verdadera revolución que afecta tanto a las actividades relacionadas con la producción y el trabajo como a las actividades ligadas a la educación y a la formación…Así pues, las sociedades actuales son de uno u otro modo sociedades de información en las que el desarrollo de las tecnologías puede crear un entorno cultural y educativo capaz de diversificar las fuentes del conocimiento y del saber" (1996).